La junta general extraordinaria de accionistas que IAG celebra hoy en Madrid puede condenar el futuro de Iberia. El holding dirigido por Willie Walsh se olvida de la renovación de flota de la aerolínea española el mismo día que aprueba un macro pedido para aviones de largo recorrido de British Airways y de vuelos domésticos de Vueling.

Pero lo más peligroso para el futuro de Iberia es que en un documento que ha remitido a los accionistas para que hoy aprueben esta renovación de flota, IAG reconoce que los nuevos aviones de largo recorrido que recibirá British Airways se emplearán para contribuir “al objetivo estratégico del Grupo de ampliar sus operaciones de largo radio en mercados emergentes, tales como Asia y Sudamérica.

Latinoamérica ha sido tradicionalmente la joya de la corona de Iberia y cuando se cerró la fusión con British Airways quedó bastante claro que la aerolínea española sería la encargada de desarrollar esta línea de negocio desde Barajas, mientras que su socio británico haría lo propio desde Heathrow para desarrollar su hub con Asia.

Si Iberia sigue sin recibir los nuevos aviones de largo radio y British sí lo hace con cinco años de ventaja esta política inicial está en peligro. Sobre el papel, la renovación de Iberia -que ya estaba prácticamente decidida en primavera- se ha vinculado a que la compañía vuelva a la rentabilidad y que se alcance un acuerdo de eficiencia.
Iberia sueña con 44 aviones

Cuando se consigan ambos requisitos, la compañía presidida por Luis Gallego debería recibir hasta 44 aviones nuevos para renovar su flota de largo alcance. En concreto, existen 32 opciones de compra para que Iberia reciba el nuevo A350 y 12 opciones más para que se incorpore a su flota el 787 Dreamliner. Mientras que la renovación llega, Iberia se tiene que conformar -probablemente hasta el año 2020- con el pedido de ocho A330-300 que ya está recibiendo (existe una opción de otras ocho unidades más) y con la renovación de los interiores del A340-600, un avión que consume mucho y que Airbus ha dejado de fabricar por la poca demanda que generaba entre sus clientes.

El documento oficial al que han tenido acceso todos los accionistas de IAG también habla de cómo se podrían financiar estos aviones, pero no especifica que alternativa se elegirá ni el precio final, ya que sólo da el coste oficial sin los descuentos que se aplican. Las opciones más probables incluyen la liquidez, los préstamos, arrendamientos, emisión de bonos y otras formas similares para la flota de ambas.

Si se tuviera en cuenta este precio oficial (que se denomina en el argot aeronáutico de catálogo), el importe total que tendría que abonar sería de 15.870 millones de dólares (aproximadamente 11.760 millones de euros) por el centenar de aviones que tiene que recibir.

En la explicación a los accionistas de la operación de compra también se habla de la liquidez de que disponen tanto British Airways como Vueling a 30 de junio de 2013. En el caso de la aerolínea británica disponía en esa fecha de 2.116 millones de euros. Por su parte, la aerolínea con sede en Barcelona dirigida por Álex Cruz contaba con una liquidez ese mismo día de 549 millones en efectivo.

En el orden del día de la Junta que se celebra hoy también se incluye el nombramiento de Enrique Dupuy, actual director financiero de IAG, como consejero del holding con carácter de ejecutivo. La llegada de Dupuy se suma a las de Luis Gallego, consejero delegado de Iberia, y a la de Alberto Terol al máximo órgano de decisión de IAG. Estos nombramientos reemplazan la marcha de José Manuel Fernández-Norniella, Rodrigo Rato y Rafael Sánchez-Lozano por lo que se mantiene el peso español en el consejo.