mantenimiento, reparación y revisión mayor de aeronaves (MRO, por su sigla en inglés) construido por Aeroméxico y Delta Air Lines podrá sumar antes de finalizar el presente año nuevos clientes, aseguró Miguel Uribe, director de la empresa operadora TechOps.
“Ya tenemos 13 semanas trabajando y han salido de nuestras instalaciones 11 aviones. Con base en nuestro plan de negocio, en breve comenzaremos a desarrollar prospectos, que serán aerolíneas diferentes a nuestros fundadores”, comentó. La inauguración oficial fue el pasado tres de marzo.
Por ahora las líneas de atención incluyen equipos de Embraer, Boeing (de Aeroméxico) y los McDonnell Douglas de Delta Air Lines.
En entrevista, el directivo dijo que en los últimos días visitaron las instalaciones representantes de diversas líneas aéreas, cuyos nombres aún se reservan, quienes manifestaron su interés por recibir sus servicios como resultado de la infraestructura y mano de obra que encontraron.
“Se han sorprendido de las instalaciones. La inversión que se hizo es a largo plazo (55 millones de dólares a partes iguales) y ahí está reflejada. Vamos conforme a lo planeado: primero consolidar lo que tenemos y luego incrementar la capacidad. Contamos con unos 1,000 empleados, todos debidamente certificados por las autoridades, y en el mediano plazo los triplicaremos”, agregó Uribe.
Adicionalmente, los especialistas de TechOps alistan una nueva veta de negocio: reparación de componentes, por ejemplo, computadoras y APUs, que son los generadores de corriente de un avión y también son un segmento “atractivo”.
UN TALLER DE PRECISIÓN
Los trabajadores del MRO tienen claro que el hecho de mantener un avión en tierra significa dinero, por eso trabajan con la precisión de relojero y los hacen todos los días, de día y de noche, en los dos hangares actuales (en agosto estará listo el tercero). De acuerdo con el tipo de mantenimiento que se ofrece, los equipos permanecen 15, 20, 30 o 40 días, no más.
En un recorrido por las instalaciones, Sergio M. compartió una interpretación de su trabajo: “Me imagino que cada día debo atender minuciosamente a esos monstruos, los aviones. Me encanta lo que hago. Estuve anteriormente con la empresa en Guadalajara y decidí venirme a esta ciudad. Es un orgullo ver cómo llegan y cómo se van”.
Junto con sus compañeros, lo mismo desmontan fuselajes que abren alas y cambian pisos.